El
yo superior es nuestro verdadero ser, la suma total de experiencias que hemos
tenido. Mora en la quinta
dimensión, esperando el momento del reencuentro definitivo con nosotros. El yo Superior es nuestro aspecto más elevado,
cuando lo escuchamos podemos estar seguros de su consejo. Tiene su voz en
nuestro interior, y tiene el nombre de intuición y su palabra es emitida por el
segundo corazón. Son las corazonadas salvadoras.
Por
esa misma conexión lo podemos escuchar a dios, porque en el Yo Superior ya no
hay separación con Él. Para escuchar a Dios debemos desalojar de nuestro templo
interno todos los ídolos que la materia y el ego nos hicieron construir.
El
Yo Superior se puede enfermar. Hay vicios que se asientan en el alma, de ahí su
gravedad, como la drogadicción y el alcoholismo. Estas sustancias van cortando
y dañando la relación entre el yo físico y el Yo Superior. Por eso, en el
alcohólico, la mirada es inexpresiva y su paso titubeante (su alma no lo guía
más).
El
Yo Superior tiene un objetivo para nosotros en el ciclo de encarnaciones, que
fue guiando nuestras vidas pasadas, va guiando la actual y guiará las futuras
(también en la cuarta dimensión), hasta que no haya más distancias entre
nuestro yo y el Yo Superior, en la quinta dimensión o paraíso.
El
defecto compartido por los Yo Superiores de los humanos son dos: por un lado,
el orgullo y por otro, la pasividad.
El
orgullo amenaza a los que más evolucionaron, fue causa de grandes sufrimiento
como la caída de la Atlántida. A otros seres les cuesta asumir su objetivo de
vida.
El
Yo Superior es el facto más activo de nuestra personalidad, pero siempre está
en reposo. Por eso sólo en el silencio interno puede mover su enorme energía.
Se lo capta con el chakra Puerta del Alma, que brilla cuando nuestra
personalidad está integrada, es decir en reposo, sin la dispersión del
conflicto.
Una
dolencia grave y persistente señala que la persona erró completamente su
objetivo de vida. No escuchó su propio yo y centro su deseo en elemento falsos.
La reconexión con el Yo Superior, en todos los casos, es la verdadera curación.
Dentro
de los elementos espirituales, los cristales son los más aptos para
comunicarnos con nuestra esencia. Los cristales más aptos para esta tarea son
el cristal de roca y la amatista, junto a la selenita, que activa el chakra
puerta a las Estrellas.
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