viernes, 30 de diciembre de 2011

KARMA Y REENCARNACIÓN


 Karma proviene de la palabra sánscrita "Karman" que significa "Las causas que son puestas en movimiento y los efectos que se cosechan de esas causas". Vale decir que lo que somos es el producto de las elecciones hechas en la vida. Dios concede libertad al alma y la hace responsable del uso que ella haga de le energía de vida.
La relación entre acción y resultado se conoce como Karma. Debido a la complejidad de los "Lazos Kármicos" el espíritu necesita reencarnar para enfrentarse a sus creaciones pasadas. Esta es la relación que une al karma con la reencarnación. La energía utilizada correctamente asciende a niveles superiores (cuerpo Causal) y la energía calificada negativamente queda en el cinturón electrónico (campo de fuerza donde se acumulan todos los registros kármicos desde nuestra primera encarnación). La energía que vuelve a Dios debe ser balanceada en el mismo sitio donde se utilizó, por eso la energía vuelve con máxima precisión a donde se generó.
La reencarnación es misericordia divina para darle al alma la posibilidad de corregir sus errores y ganar la maestría aprendiendo de esos errores. La oportunidad dada al alma no es eterna: si su oscuridad (generada por libre albedrío) es mayor que su luz, el alma se enfrenta a su destrucción, la identidad del ser es borrada para siempre (segunda muerte).
La cantidad de karma que un alma debe manejar en su vida está determinado por los señores del karma, ellos forman el gran concejo kármico, el cual administra justicia. Antes y después de cada encarnación el alma se presenta ante ellos y se someten a revisión todos los registros akásicos o akáshicos (sustancia sutil donde quedan todos los pensamientos, palabras, emociones, etc.). 

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